viernes, 17 de julio de 2015

CAPÍTULO VII DE LA SEGUNDA SALIDA DE NUESTRO BUEN CABALLERO DON QUIJOTE DE LA MANCHA

CAPÍTULO VII .

 DE LA SEGUNDA SALIDA DE NUESTRO BUEN CABALLERO DON QUIJOTE DE LA MANCHA




COMENTARIO Y ENSEÑANZA

Don quijote hace su segunda salida

D. Quijote sigue delirando, continúa desdoblándose, pensando ser quien no es. En este situación sus compadres, el cura y el barbero, dejan el escrutinio de los libros y van a su aposento para charlar con él, y el resto de los libros se cree que van a la hoguera, sin ser visto ni oídos, entre ellos están La Carolea y El León de España, con Los Hechos del Emperador compuesto por don Luis de Ávila.
Cuando llegan a él, se está levantando, y ambos se abrazan a don Quijote y lo vuelve a poner en la cama para que se tranquilice. Don Quijote con funde al cura por el arzobispo Turpín. El señor cura le dice que debe estar malherido. Malherido no- contesta don Quijote-, sino molido y quebrantado por los golpes que le ha dado el bastardo don Roldán por envidia al ver que yo soy el opuesto de sus valentía, pues, si así no fuera no me llamaría Reinaldos de Montalbán. “Confunde, pues, el sueño, en que vuelve a desdoblarse, esta vez como Reinaldo de Montalván, con la vigilia” (p.32 Edición del Instituto Cervantes 1602-2005)
Don Quijote está exaltado, le dan de comer, se queda otra vez dormido y ellos admirados de su locura.
El ama aprovecha esa noche para abrasar y quemar cuantos libros había en el corral, y en toda la casa, y tales debieron arder que merecían guardarse en perpetuos archivos; mas no lo permitió su suerte y la pereza del escudriñador, y así se cumplió el refrán en ellos de que pagan a las veces justos por pecadores”
El cura y el barbero ven como solución al mal de su amigo murar y tapiar el aposento de los libros para que cuando se levante no los halle. Piensan, pues, que eliminando la causa ceda el efecto. Y así es, al levantase va a a buscar los libros, y nos lo halla. El ama le dice que se los ha llevado el diablo; la sobrina que un encantador que vino sobre una nube, llamado Muñatón. Frestón dice don Quijote, que sigue delirando ...Sobrina y ama dejan de replicarle más, al ver que se le encendía la cólera.
Después de estar dos días en casa muy sosegado , durante los cuales sostuvo graciosisimos coloquios con el cura y el barbero, en los cuales expresaba su máxima necesidad que era la de caballero andantes y de que él resucitase la caballería andantesca.
En esos día solicitó don Quijote a un labrador,de nombre Sancho Panza, de poca mollera en el que se “aúnan la simpleza y la sagacidad, como en don quijote la locura como la cordura, pero con las inversiones y las sorpresa propias del dual arquetipo folclórico” (p.32 Edición del Instituto Cervantes 1602-2005) , fuera su escudero, prometiendole la gobernación de una ínsula o el virreinato de un reino, el cual dejó a sus mujer y a sus hijos, y al que le encarga que debe llevar unas alforjas y un asno. Después se dedica a buscar dinero, para ello vende unas cosas, empeña otras y malbaratándolas todas.
Acuerdan salir una noche para que no se enteren de su salida nadie. Sancho Panza va “sobre su jumento como un patriarca, con sus alforjas y su bota, y con mucho deseo de verse ya gobernador de la ínsula que su amo le había prometido” (p.153). Toma el mismo camino que llevó en su primera salida: por campo de Montiel. Sancho le recuerda a su amo:
- Mire vuestra merced, señor caballero andante, que no se le olvide lo que de la ínsula me tiene prometido; que yo la sabré gobernar, por grande que sea.
A lo cual le respondió don Quijote:
-Has de saber, amigo Sancho Panza, que fue costumbre muy usada de los caballeros andantes antiguos hacer gobernadores a sus escuderos de las ínsulas o reinos que ganaban, y yo tengo determinado de que por mi no falte tan agradecida usanza; antes pienso aventajarme en ella: porque ellos algunas veces, y quizás las más, esperaban a que sus escuderos fuesen viejos, y ya después de hartos de servir y de llevar malos días y peores noches, les daban algún título de conde, o, por lo mucho de marqués de algún valle o provincia de poco más o menos; pero si tu vive y yo vivo, bien podría ser que antes de seis días ganase yo tal reino, que tuviese otros a él adherentes, que viniesen de molde para coronarte de rey de unos de ellos. Y no tengan a muchos; que cosas y casos acontecen a los tales caballeros por modos tan nunca vistos, ni pensados, que con facilidad te podría dar aún más de lo que te prometo” (p. 153)
Y siguen su dialogo, cada uno según su pensamiento e intereses. Don Quijote ser el caballero más importante, el más universal, el único. Sancho Panza, ser gobernador de una ínsula o virrey y sus hijos infantes y sus esposa, Juan a Gutierrez. reina

jueves, 2 de julio de 2015

CAPÍTULO VI: DEL SONOSO Y GRANDE ESCRUTINIO QUE EL CURA Y EL BARBERO HICIERON EN LA LIBRERÍA DE NUESTRO INGENIESO HIDALGO.



RESUMEN Y COMETARIO DEL CAPÍTULO O EPISODIO

Aún dormía don Quijote. Pidió el cura las llaves, a la sobrina, del aposento donde estaban los libros. Ella se las dio de muy buenas ganas. Entraron todos, y el ama con ellos, y hallaron más de cien volúmenes grandes y muy bien encuadernados, y otros pequeños. El ama le dio las llaves al licenciado y quémelos todos. El señor licenciado mandó al barbero que le fuera dando los libros uno a uno para ver de que trataban, pues, pudiera ser que alguno
que no mereciesen castigo de fuego. El primero a analizar son Los cuatro de Amadís de Gaula, del que el cura dice que fue el primer libro de Caballería que se imprimió en España, del cual han ido surgiendo los demás, razón por lo que debe ser quemado. Pero el barbero piensa que es el mejor de todos los libros de su género, siendo el único en su arte, razón por lo que se le debe perdonar. Acuerdan ambos, cura y barbero, perdonar.
El siguiente es, dijo el barbero, las Sergas de Esplandián, hijo legítimo de Amadís de Gaula, y como al hijo- dice el cura- no le ha de valer la bondad del padre, se lo da al ama para que lo eche en el montón de la hoquera que se ha de hacer.
Este que viene,dice el barbero, es Amadís de Grecia y todos los que están a su lado son del mismo linaje de Amadís, por lo que el cura manda a todos a quemar, estando muy de acuerdo tanto la sobre como el ama..
¿Qué es ese tonel?-dijo el cura
Este es-respondió el barbero-, Don Olivante de Laura, que es de la Historia del invencible caballero don Olivante, príncipe de Macedonia, de la que según martín de Riquer no se tienen noticias más que de una edición (Barcelona “1564, que, por su formato o tamaño no justifica que el cura le llave “tonel”, tal vez Cervantes se refiera a otra impresión hoy desconocida, o confunde el libvro con un Palmerín de Oliva” (pp.138-139).
El cura dice que es el mismo que compuso el Jardín de flores, libros mentirosos disparatado y arrogante, razón por la que lo envían al corral. El que sigue es Florismarte de Hircania, que termina en la quema por su sequedad y dureza de estilo. El Caballero Platir, que trata, atendiendo a Martín de Riquer, de La Crónica del muy valiente y esforzado caballero Platir, hijo del emperador Primaleón (Valencia, 1521)p.139. Y como el cura no halla cosa que le parezca venia lo manda también a quemar. Abren otro libro, y ven que es El Caballero de la Cruz, y pensando que tras la cruz está el diablo, igualmente lo envía a la quema
El barbero como otro libro, se trata del Espejo de caballerías, y tras los muchos razonamientos que argumentó el barbero lo salvaron de la quema.
Abrieron el Palmerín de Oliva y otro que estaba junto a este que era el Palmerín de Inglaterra , vistos por el Licenciado observa cosas buenas en él, razón por la que decide salvar de la hoguera, junto al de Amadís de Gaula. Pero el barbero le replica que tambien debe de serlo el famoso Don Belianís. Pero el cura llega al convencer al barbeo de que se se lo quiere llevar a su casa, que lo haga pero no deje ser leído, ya que en sus diversas parte era muy colérico.
No estando dispuestos a leer más libros, recomiendan al ama que todos los tire al la quema, pero mira por donde se le cae uno, llamado: Historia del famoso caballero tirante el Blanco. El cura aprecia que es un libro bueno y merece ser leído. Es salvado de la quema..
Terminan de examinar los libros de Caballería. Quedan los de poesía, y el primero que ven es La Diana, y aprecian que no deben ser quemados, ya que no hacen ni harán daño como los de caballería han hecho, pues, son libros de entendimiento. La sobrina es partidaria de que tambien se quemen por temor a que se haga pastor. Pero el cura opta por no quemarlo, sino retiráselos para que no los tenga a su alcance.
Ahora sigue La Diana llamada segunda de Salmantino, y otro que tiene el mismo nombre, cuyo autor es Gil Polo, que responde, según Martín de Riquer, a la obra: La Diana enamorada del valenciano Gaspar Gil Polo, verdadera obra maestra de la literatura pastoril española (p.145). El Salmantino va a la hoguera, y se salva la de Gil Polo.
Los diez libros de la Fortuna del Amor, compuesto por Antonio de Lofrasco, y tras ser examinado el cura lo aparta y lo libra de la quema.El barbero prosigue y dice: estos que siguen son El pastor de Iberia, Ninfas de Henares y Desengaños de Celos, sobre los que el cura determina entregárselos al ama para que lo eche a la quema. Sin embargo, el Pastor de Fílida el cura determina guardárselo como joya preciosa. El Tesoro de varias poesías que posee el barbero dice el cura se que guarde por sus autor que es amigo suyo, “y por respeto de otras más heroicas y levantadas obras que has escrito”(p.147).
“Este es-siguió el barbero- El Cancionero de López Maldonado (En este cancionero, dice Martín de Riquer, editado en Madrid, 1586, figuran un soneto y unas quintillas de Cervantes en elogio del autor).
“Tambien el autor de este libros-replicó el cura-es grande amigo mío, y sus versos en su boca admiran a quien los oye; y tal es la suavidad de la voz con que los canta, que encanta. Algo es en la églogas, pero nunca lo bueno fu mucho, guárdese con los escogidos” (p. 147)
El siguiente libro es La Galatea de Miguel de Cervantes, dijo el barbero, gran amigo mío desde hace mucho tiempo, y “sé que es más versado en desdichas que en versos. Sus libros tiene algo de buena invención; propone algo, y no concluye nada: es menester esperar a la segunda parte que promete; quizá con la enmienda alcanzará del todo la misericordia que ahora se le niega; y entretanto que esto se ve, tenedle recluso en vuestra posada, señor compadre” (p. 147)
Aquí vienen juntos tres, dice el barbero, son La Auracana, de Alonso de Ercilla; la Austriada, de Juan Rufo, jurado de Córdoba, y El Moserrato de Cristóbal de Virués, poeta valenciano.
“Todos estos tres libros-dijo el cura- son los mejores que, en verso heroico, en lengua castellana está escrito, y pueden competir con los más famosos de Italia: guárdense como las más ricas prendas de poesía que tiene España”(p.147)
Cansodo el cura de ver libros, quiere que todos los demás se quemasen; pero el barbero tenía en ese momento uno, que se llamaba Lágrimas de Angélica, que Martín de Riquer anota que fue editado en Granada en 1586 y su autor Luis Barahona de Soto (p.148)
“Loráralas yo- dijo el cura en oyendo el nombre- si tal libro hubiera mandado quemar; porque su autor fue uno de los famosos poetas del mundo, no solo de España, y fue felicísimo en la tradución de algunas fabulas de Ovidio”. (p.148)

Los libros que son salvados de esta condena son:
-Amadís de Gaula
- Palmarín de Ingalaterra y Tirante el Blanco
-Las novelas pastoriles La Diana de Jorqge Montemayor, Diana enamorada de de Gaspal Gil Polo, Los diez libros de fortuna de amor de Antonio de Lofrasco y el Pastor de Fílida de Luis Gálvez de Montalvo y el Tesoro de varias poesías de Pedro de Padilla.
Los poemas épicos de La Auracana de Alonso de Ercilla, La Austriada de de Juan Rufo y el Monserrate de Cristóbal de Virués.
Las Lágrimas de Ángélica de Luis Barahona de Soto
Quedan en suspenso, y en poder del barbero, el libro de caballería Don Belianís de Grecia y las novelas pastoriles del propio Cervantes La Galatea
En este capítulo se aprecia-continuá diciendo Martín de Riquer-los gustos literarios y a veces las amistades y enemitades de Miguel de Cervantes
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Es un hermoso capítulo; hermoso por ilustrativo y educativo. D. Quijote llega, después sus aventuras, mal. Sus más allegados, ama, sobrina, cura y barbero piensan que la razón de todo lo ocurrido ha sido el exceso de lectura de libros de caballería que lo han trastornado; es decir, lo han enloquecido. Piensan que lo mejor es ver sus libros, y proceder a la que quema de todos aquellos que contengan encantamientos. Y así lo hacen. No se conforman con el pensamientos, sino que proceden al la acción, que es analizar cuantos libros tenga para proceder quemar los causantes de su locura y guardar los buenos.
En su crítica literaria no son lo objetivos que toda buena crítica requiere. Por el contrario, como seres humanos que son los examinadores.el cura y el barbero, se dejan llevar por el criterio de las por las amistades y enemistades y por el consenso que muestran cura y barbero a la hora de decidir la quemao salvación del libros objeto de examen.






CAPÍTULO V: DONDE SE PROSIGUE LA NARRACIÓN DE LA DESGRACIA DE NUESTRO CABALLERO

CAPÍTULO V: DONDE SE PROSIGUE LA NARRACIÓN DE LA DESGRACIA DE NUESTRO CABALLERO


 
 COMETARIO Y ENSEÑANZA

Nuestro caballero sigue mal, aún no pude levantarse y se le ocurre pensar en algún paso de sus libros. A su memoria le viene el de Valdovinos y del Marqués de Mantua, cuando Carloto lo dejó herido en una montiña. Recordar aquel paso le emocionó y con “muestras de grande sentimiento, se comenzó a volcar por la tierra y a decir con gran debilitado aliento lo mismo que dicen que decía el herido caballero del bosque:
¡Dónde estás, señora mía
que no te duele mi mal?
O no lo sabes, señora,
o eres falsa y desleal

y de esta manera fue prosiguiendo el romance hasta aquellos versos que dice

¿Oh noble marqués de Mantua,
mi tío y señor carnal”(p.131)
Estando recitando este versos pasó por allí un labrador y vecino suyo, que venía de traer una carga de trigo al molino, se llegó a él y le proguntó por su mal. Don Quijote creyó que era el Marqué de Mantua, su tío, siendo esta la razón por la que su respuesta fue proseguir su romance, donde le daba cuenta de sus desgracia y de los amores del hijo del Emperante con sus espesa, igual que el romance lo canta.
El labrador queda admirado de oír tales disparates: le quita la visera, le limpio el rostro, que lo tenía cubierto de polvo, y cuando ya lo había limpiado lo conoció y le dijo:
Señor Quijana, ¿quien le ha puesto a vuestra merced así? Le hace una exploración para ver si tenía alguna herida, y después lo montó sobre su jumento, por parecerle caballería más sosegada. Dicho labrador, recogió las armas y las puso en el Rocinante. Lo tomó de las riendas, y del cabestro al asno, y se encaminó hacia su pueblo pensando en los disparates que decía. No se podía tener sobre el borrico. “De cuando en cuando daba unos suspiros que los ponía en el cielo” (p. 132). 
Al preguntarle de nuevo por qué mal tenía, dicho labrador le traía a la memoria el moro Albíndarráe, cuando el alcalde de Antequera, Rodrigo de Narváez, le preguntó y le llevó cautivo a la alcaidía. Le vuelve a preguntarle como estaba y que sentía, y le respondió con las misma palabras y razones que el cautivo y bencerraje a Rodrigo de Narváez, del mismo modo que él había leído en la historia en la Diana de Jorge Montemayor. “ El labrador se iba dando al diablo de oír tanta máquina de necedades, por donde conocí que su vecino estaba loco, y dábale priesa en llegar al pueblo, por escusar el enfado que don Quijote le causaba con sus larga arenga, Al cabo de lo cual dijo:
-Sepa vuestra merced, señor don Rodrigo de Narváez, que esta hermosa Jarifa que he dicho es ahora la linda Dulcinea del Toboso, por quien yo he hecho, hago y haré los más famosos hechos de caballería que se han visto, vean y verán en el mundo” (p.132).
Es entonces cuando el labrador le dice:
-Mire vuestra merced , señor, pecador de mi, yo no soy don Rodrígo de Narváez, ni el marqué de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino, ni vuestra merced es Valdovino, ni Abindarraez, sino el honrado hidalgo del señor Quijana” (p.132).
Don quijote sigue confundiéndose, desdoblándose y le contesta de forma tajante: “yo sé quien soy, “y sé que puedo ser no solo lo que he dicho sino todos los doce Pares y aun los nueve de la Francia” (pp. 132-133).
Con esta conversación llegaron al lugar en la hora que anochecía; pero el labrador no hizo su entrada hasta que no se hizo más de noche para que no viesen al molido hidalgo tan mal caballero (mal montado porque iba en un asno). Llegada la hora conveniente lo llevó a casa de D. Quijote, en la que estaban el cura y el barbero del lugar, que les estaba diciendo su ama a voces:
-”Qué le parece a vuestra merced, señor licenciado Pero Pérez- que así se llamaba el cura-,de la desgracia de mi señor? Tres día que no parecen él, ni el rocín, ni la adarga,, ni la lanza, ni las armas. ¡Desventurada de mi! Que me doy a entender, y así ello es la verdad como nací para morir, que estos malditos libros de caballería que él tiene y suele leer tan ordinario le han vuelto el juicio... que así han echado a perder el más delicado entendimiento que había en toda la mancha (p.133)
La sobrina decía lo mesmo, y aun decía más:
-Sepa, señor maese Nicolás – que ese era el nombre del barbero-, que muchas veces le aconteció a mi señor tío estarse leyendo en estos desalmados libros de eventuras dos días con sus dos noches, al cabo de los cuales arrojaba el libro de las manos, y ponía mano a la espada, y daba acuchilladas con las paredes, y cuando estaba muy cansado que había muerto a cuatro gigantes como cuatro torres, y el sudor que sudaba del cansancio decía que era sangre de la feridas que había recibido en las batallas y bebíase luego un gran jarro de agua fría, y quedaba sano y sosegado, diciendo que aquella agua era una preciosisma bebida que le había traído el sabio Esquife” (alquife) pp.133.134.
El labrador quedó enterado de la enfermedad de su vecino don Quijote. El labrado, a voces dijo: “abran vuestras mercedes al señor Valdovino y al señor marqués de Mantua, que viene mal ferido, y al señor moro Abindarráez, que trae cautivo el valeroso Rodrigo de Narváez, alcaide de Antequera” (p.134).
A esta voces salieron todos y temiendo que se lanzasen a abrazale, dijo D. Quijote: “Tengase todos, que vengo maferido por culpa de mi caballo. Llévenme a li lecho y llámese, si fuere posible, a la sabia Urganbda, que cure y cate de mis feridas”(p.134)
Lo llevan a la cama y , “cantándole las heridas no le hallan ninguna, y él dijo que todo era molimiento, por haber dado na caía con Rocinante, su caballo, combatiendo con diez jayanes, los más desaforados y atrevidos que se que se pudieran fallar en gran parte de la tierra” (p.135)

Hiciéronle a don Quijote mil preguntas, y a ninguna quiso responder otra cosa que le diesen de comer y le dejasen dormir, que era lo que más le importaba. Hízose así, y el cura se informá muy a la larga del labrado de modo que había hallado a don Quijote.. Él se lo contó todo, con los disparates que al hallarle y al traerle había dicho, que fue poner más de seco en el licenciado de hacer lo que otro día(el día siguiente) hizo, que fue llamar a su amigo el barbero maese Nicolás, con el cual se vino a casa de don Quijote” (p.135)

Su locura es hermosa. En este capítulo, dice Martin de Riquer- “adquiere una característica nueva y será pasajera: el protagonista de la novela se imagina ser otra persona. Recordando los romances del marqués de Mantua se figura que él no es don Quijote sino Valdovinos, personaje que se halló en su trance parecido; y poco despúes que es el moro Abidarráez, y que su vecino Pedro Alonso es Rodrígo de Narváez, héroes novelescos. Don Quijote sufre, pues, desdoblamiento de personalidad, sesgo nuevo de su locura que sólo se volverá a dar al principio del capítulo 7, cuando se imaginará ser Reinaldos de Montalbán” (p. 129)