jueves, 2 de julio de 2015

CAPÍTULO VI: DEL SONOSO Y GRANDE ESCRUTINIO QUE EL CURA Y EL BARBERO HICIERON EN LA LIBRERÍA DE NUESTRO INGENIESO HIDALGO.



RESUMEN Y COMETARIO DEL CAPÍTULO O EPISODIO

Aún dormía don Quijote. Pidió el cura las llaves, a la sobrina, del aposento donde estaban los libros. Ella se las dio de muy buenas ganas. Entraron todos, y el ama con ellos, y hallaron más de cien volúmenes grandes y muy bien encuadernados, y otros pequeños. El ama le dio las llaves al licenciado y quémelos todos. El señor licenciado mandó al barbero que le fuera dando los libros uno a uno para ver de que trataban, pues, pudiera ser que alguno
que no mereciesen castigo de fuego. El primero a analizar son Los cuatro de Amadís de Gaula, del que el cura dice que fue el primer libro de Caballería que se imprimió en España, del cual han ido surgiendo los demás, razón por lo que debe ser quemado. Pero el barbero piensa que es el mejor de todos los libros de su género, siendo el único en su arte, razón por lo que se le debe perdonar. Acuerdan ambos, cura y barbero, perdonar.
El siguiente es, dijo el barbero, las Sergas de Esplandián, hijo legítimo de Amadís de Gaula, y como al hijo- dice el cura- no le ha de valer la bondad del padre, se lo da al ama para que lo eche en el montón de la hoquera que se ha de hacer.
Este que viene,dice el barbero, es Amadís de Grecia y todos los que están a su lado son del mismo linaje de Amadís, por lo que el cura manda a todos a quemar, estando muy de acuerdo tanto la sobre como el ama..
¿Qué es ese tonel?-dijo el cura
Este es-respondió el barbero-, Don Olivante de Laura, que es de la Historia del invencible caballero don Olivante, príncipe de Macedonia, de la que según martín de Riquer no se tienen noticias más que de una edición (Barcelona “1564, que, por su formato o tamaño no justifica que el cura le llave “tonel”, tal vez Cervantes se refiera a otra impresión hoy desconocida, o confunde el libvro con un Palmerín de Oliva” (pp.138-139).
El cura dice que es el mismo que compuso el Jardín de flores, libros mentirosos disparatado y arrogante, razón por la que lo envían al corral. El que sigue es Florismarte de Hircania, que termina en la quema por su sequedad y dureza de estilo. El Caballero Platir, que trata, atendiendo a Martín de Riquer, de La Crónica del muy valiente y esforzado caballero Platir, hijo del emperador Primaleón (Valencia, 1521)p.139. Y como el cura no halla cosa que le parezca venia lo manda también a quemar. Abren otro libro, y ven que es El Caballero de la Cruz, y pensando que tras la cruz está el diablo, igualmente lo envía a la quema
El barbero como otro libro, se trata del Espejo de caballerías, y tras los muchos razonamientos que argumentó el barbero lo salvaron de la quema.
Abrieron el Palmerín de Oliva y otro que estaba junto a este que era el Palmerín de Inglaterra , vistos por el Licenciado observa cosas buenas en él, razón por la que decide salvar de la hoguera, junto al de Amadís de Gaula. Pero el barbero le replica que tambien debe de serlo el famoso Don Belianís. Pero el cura llega al convencer al barbeo de que se se lo quiere llevar a su casa, que lo haga pero no deje ser leído, ya que en sus diversas parte era muy colérico.
No estando dispuestos a leer más libros, recomiendan al ama que todos los tire al la quema, pero mira por donde se le cae uno, llamado: Historia del famoso caballero tirante el Blanco. El cura aprecia que es un libro bueno y merece ser leído. Es salvado de la quema..
Terminan de examinar los libros de Caballería. Quedan los de poesía, y el primero que ven es La Diana, y aprecian que no deben ser quemados, ya que no hacen ni harán daño como los de caballería han hecho, pues, son libros de entendimiento. La sobrina es partidaria de que tambien se quemen por temor a que se haga pastor. Pero el cura opta por no quemarlo, sino retiráselos para que no los tenga a su alcance.
Ahora sigue La Diana llamada segunda de Salmantino, y otro que tiene el mismo nombre, cuyo autor es Gil Polo, que responde, según Martín de Riquer, a la obra: La Diana enamorada del valenciano Gaspar Gil Polo, verdadera obra maestra de la literatura pastoril española (p.145). El Salmantino va a la hoguera, y se salva la de Gil Polo.
Los diez libros de la Fortuna del Amor, compuesto por Antonio de Lofrasco, y tras ser examinado el cura lo aparta y lo libra de la quema.El barbero prosigue y dice: estos que siguen son El pastor de Iberia, Ninfas de Henares y Desengaños de Celos, sobre los que el cura determina entregárselos al ama para que lo eche a la quema. Sin embargo, el Pastor de Fílida el cura determina guardárselo como joya preciosa. El Tesoro de varias poesías que posee el barbero dice el cura se que guarde por sus autor que es amigo suyo, “y por respeto de otras más heroicas y levantadas obras que has escrito”(p.147).
“Este es-siguió el barbero- El Cancionero de López Maldonado (En este cancionero, dice Martín de Riquer, editado en Madrid, 1586, figuran un soneto y unas quintillas de Cervantes en elogio del autor).
“Tambien el autor de este libros-replicó el cura-es grande amigo mío, y sus versos en su boca admiran a quien los oye; y tal es la suavidad de la voz con que los canta, que encanta. Algo es en la églogas, pero nunca lo bueno fu mucho, guárdese con los escogidos” (p. 147)
El siguiente libro es La Galatea de Miguel de Cervantes, dijo el barbero, gran amigo mío desde hace mucho tiempo, y “sé que es más versado en desdichas que en versos. Sus libros tiene algo de buena invención; propone algo, y no concluye nada: es menester esperar a la segunda parte que promete; quizá con la enmienda alcanzará del todo la misericordia que ahora se le niega; y entretanto que esto se ve, tenedle recluso en vuestra posada, señor compadre” (p. 147)
Aquí vienen juntos tres, dice el barbero, son La Auracana, de Alonso de Ercilla; la Austriada, de Juan Rufo, jurado de Córdoba, y El Moserrato de Cristóbal de Virués, poeta valenciano.
“Todos estos tres libros-dijo el cura- son los mejores que, en verso heroico, en lengua castellana está escrito, y pueden competir con los más famosos de Italia: guárdense como las más ricas prendas de poesía que tiene España”(p.147)
Cansodo el cura de ver libros, quiere que todos los demás se quemasen; pero el barbero tenía en ese momento uno, que se llamaba Lágrimas de Angélica, que Martín de Riquer anota que fue editado en Granada en 1586 y su autor Luis Barahona de Soto (p.148)
“Loráralas yo- dijo el cura en oyendo el nombre- si tal libro hubiera mandado quemar; porque su autor fue uno de los famosos poetas del mundo, no solo de España, y fue felicísimo en la tradución de algunas fabulas de Ovidio”. (p.148)

Los libros que son salvados de esta condena son:
-Amadís de Gaula
- Palmarín de Ingalaterra y Tirante el Blanco
-Las novelas pastoriles La Diana de Jorqge Montemayor, Diana enamorada de de Gaspal Gil Polo, Los diez libros de fortuna de amor de Antonio de Lofrasco y el Pastor de Fílida de Luis Gálvez de Montalvo y el Tesoro de varias poesías de Pedro de Padilla.
Los poemas épicos de La Auracana de Alonso de Ercilla, La Austriada de de Juan Rufo y el Monserrate de Cristóbal de Virués.
Las Lágrimas de Ángélica de Luis Barahona de Soto
Quedan en suspenso, y en poder del barbero, el libro de caballería Don Belianís de Grecia y las novelas pastoriles del propio Cervantes La Galatea
En este capítulo se aprecia-continuá diciendo Martín de Riquer-los gustos literarios y a veces las amistades y enemitades de Miguel de Cervantes
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Es un hermoso capítulo; hermoso por ilustrativo y educativo. D. Quijote llega, después sus aventuras, mal. Sus más allegados, ama, sobrina, cura y barbero piensan que la razón de todo lo ocurrido ha sido el exceso de lectura de libros de caballería que lo han trastornado; es decir, lo han enloquecido. Piensan que lo mejor es ver sus libros, y proceder a la que quema de todos aquellos que contengan encantamientos. Y así lo hacen. No se conforman con el pensamientos, sino que proceden al la acción, que es analizar cuantos libros tenga para proceder quemar los causantes de su locura y guardar los buenos.
En su crítica literaria no son lo objetivos que toda buena crítica requiere. Por el contrario, como seres humanos que son los examinadores.el cura y el barbero, se dejan llevar por el criterio de las por las amistades y enemistades y por el consenso que muestran cura y barbero a la hora de decidir la quemao salvación del libros objeto de examen.






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