RESUMEN Y COMETARIO DEL CAPÍTULO O EPISODIO
Aún
dormía don Quijote. Pidió el cura las llaves, a la sobrina, del
aposento donde estaban los libros. Ella se las dio de muy buenas
ganas. Entraron todos, y el ama con ellos, y hallaron más de cien
volúmenes grandes
y muy bien encuadernados, y otros pequeños. El ama le dio las llaves
al licenciado y quémelos todos. El señor licenciado mandó al
barbero que le fuera dando los libros uno a uno para ver de que
trataban, pues, pudiera ser que alguno
que
no mereciesen castigo de fuego. El primero a analizar son Los
cuatro de Amadís de Gaula,
del que el cura dice que fue el primer libro de Caballería que se
imprimió en España, del cual han ido surgiendo los demás, razón
por lo que debe ser quemado. Pero el barbero piensa que es el mejor
de todos los libros de su género, siendo el único en su arte, razón
por lo que se le debe perdonar. Acuerdan ambos, cura y barbero,
perdonar.
El
siguiente es, dijo el barbero, las Sergas
de Esplandián, hijo
legítimo de Amadís de Gaula, y como al hijo- dice el cura- no le ha
de valer la bondad del padre, se lo da al ama para que lo eche en el
montón de la hoquera que se ha de hacer.
Este
que viene,dice el barbero, es Amadís de Grecia y todos los que
están a su lado son del mismo linaje de Amadís, por lo que el cura
manda a todos a quemar, estando muy de acuerdo tanto la sobre como el
ama..
¿Qué
es ese tonel?-dijo el cura
Este
es-respondió el barbero-,
Don Olivante de Laura, que
es de la Historia del
invencible caballero don Olivante, príncipe de Macedonia, de
la que según martín de Riquer no se tienen noticias más que de una
edición (Barcelona “1564, que, por su formato o tamaño no
justifica que el cura le llave “tonel”, tal vez Cervantes se
refiera a otra impresión hoy desconocida, o confunde el libvro con
un Palmerín
de Oliva” (pp.138-139).
El
cura dice que es el mismo que compuso el Jardín
de flores, libros
mentirosos disparatado y arrogante, razón por la que lo envían al
corral. El que sigue es Florismarte
de Hircania, que
termina en la quema por su sequedad y dureza de estilo. El Caballero
Platir, que
trata, atendiendo a Martín de Riquer, de La
Crónica del muy valiente y esforzado caballero Platir, hijo del
emperador Primaleón (Valencia, 1521)p.139.
Y como el cura no halla cosa que le parezca venia lo manda también a
quemar. Abren otro libro, y ven que es El
Caballero de la Cruz, y
pensando que tras la cruz está el diablo, igualmente lo envía a la
quema
El
barbero como otro libro, se trata del Espejo
de caballerías, y tras
los muchos razonamientos que argumentó el barbero lo salvaron de la
quema.
Abrieron
el Palmerín
de Oliva
y otro que estaba junto a este que era el Palmerín
de Inglaterra , vistos
por el Licenciado
observa cosas buenas en él, razón por la que decide salvar de la
hoguera, junto al de Amadís de Gaula. Pero el barbero le replica
que tambien debe de serlo el famoso Don
Belianís. Pero
el cura llega al convencer al barbeo de que se se lo quiere llevar a
su casa, que lo haga pero no deje ser leído, ya que en sus diversas
parte era muy colérico.
No
estando dispuestos a leer más libros, recomiendan al ama que todos
los tire al la quema, pero mira por donde se le cae uno, llamado:
Historia
del famoso caballero tirante el Blanco. El
cura aprecia que es un libro bueno y merece ser leído. Es salvado de
la quema..
Terminan
de examinar los libros de Caballería. Quedan los de poesía, y el
primero que ven es La
Diana,
y aprecian que no deben ser quemados, ya que no hacen ni harán daño
como los de caballería han hecho, pues, son libros de entendimiento.
La sobrina es partidaria de que tambien se quemen por temor a que se
haga pastor. Pero el cura opta por no quemarlo, sino retiráselos
para que no los tenga a su alcance.
Ahora
sigue La
Diana llamada
segunda
de Salmantino, y
otro que tiene el mismo nombre, cuyo autor es Gil Polo, que responde,
según Martín de Riquer, a la obra: La
Diana enamorada del
valenciano Gaspar Gil Polo, verdadera obra maestra de la literatura
pastoril española (p.145). El Salmantino va a la hoguera, y se salva
la de Gil Polo.
Los
diez libros de la Fortuna del Amor, compuesto por Antonio de
Lofrasco, y tras ser examinado el cura lo aparta y lo libra de la
quema.El barbero prosigue y dice: estos que siguen son El
pastor de Iberia, Ninfas de Henares y Desengaños de Celos, sobre
los que el cura determina entregárselos al ama para que lo eche a la
quema. Sin embargo, el Pastor
de Fílida el
cura determina guardárselo como joya preciosa. El Tesoro de varias
poesías que posee el barbero dice el cura se que guarde por sus
autor que es amigo suyo, “y por respeto de otras más heroicas y
levantadas obras que has escrito”(p.147).
“Este
es-siguió el barbero- El
Cancionero de López Maldonado (En
este cancionero, dice Martín de Riquer, editado en Madrid, 1586,
figuran un soneto y unas quintillas de Cervantes en elogio del
autor).
“Tambien
el autor de este libros-replicó el cura-es grande amigo mío, y sus
versos en su boca admiran a quien los oye; y tal es la suavidad de la
voz con que los canta, que encanta. Algo es en la églogas, pero
nunca lo bueno fu mucho, guárdese con los escogidos” (p. 147)
El
siguiente libro es La Galatea de Miguel de Cervantes, dijo el
barbero, gran amigo mío desde hace mucho tiempo, y “sé que es más
versado en desdichas que en versos. Sus libros tiene algo de buena
invención; propone algo, y no concluye nada: es menester esperar a
la segunda parte que promete; quizá con la enmienda alcanzará del
todo la misericordia que ahora se le niega; y entretanto que esto se
ve, tenedle recluso en vuestra posada, señor compadre” (p. 147)
Aquí
vienen juntos tres, dice el barbero, son La
Auracana,
de Alonso de Ercilla; la
Austriada,
de Juan Rufo, jurado de Córdoba, y El
Moserrato
de Cristóbal de Virués, poeta valenciano.
“Todos
estos tres libros-dijo el cura- son los mejores que, en verso
heroico, en lengua castellana está escrito, y pueden competir con
los más famosos de Italia: guárdense como las más ricas prendas de
poesía que tiene España”(p.147)
Cansodo
el cura de ver libros, quiere que todos los demás se quemasen; pero
el barbero tenía en ese momento uno, que se llamaba
Lágrimas de Angélica, que
Martín de Riquer anota que fue editado en Granada en 1586 y su
autor Luis Barahona de Soto (p.148)
“Loráralas
yo- dijo el cura en oyendo el nombre- si tal libro hubiera mandado
quemar; porque su autor fue uno de los famosos poetas del mundo, no
solo de España, y fue felicísimo en la tradución de algunas
fabulas de Ovidio”. (p.148)
Los
libros que son salvados de esta condena son:
-Amadís
de Gaula
-
Palmarín
de Ingalaterra y Tirante el Blanco
-Las
novelas pastoriles La
Diana de Jorqge
Montemayor, Diana
enamorada
de de Gaspal Gil Polo, Los diez libros de fortuna de amor de Antonio
de Lofrasco y el Pastor
de Fílida
de Luis Gálvez de Montalvo y el Tesoro
de varias poesías de
Pedro de Padilla.
Los
poemas épicos de La
Auracana
de Alonso de Ercilla, La
Austriada de
de Juan Rufo y el Monserrate
de
Cristóbal de Virués.
Las
Lágrimas de Ángélica de
Luis Barahona de Soto
Quedan
en suspenso, y en poder del barbero, el libro de caballería Don
Belianís de Grecia
y las novelas pastoriles del propio Cervantes La Galatea
En
este capítulo se aprecia-continuá diciendo Martín de Riquer-los
gustos literarios y a veces las amistades y enemitades de Miguel de
Cervantes
–-------
Es
un hermoso capítulo; hermoso por ilustrativo y educativo. D. Quijote
llega, después sus aventuras, mal. Sus más allegados, ama, sobrina,
cura y barbero piensan que la razón de todo lo ocurrido ha sido el
exceso de lectura de libros de caballería que lo han trastornado; es
decir, lo han enloquecido. Piensan que lo mejor es ver sus libros, y
proceder a la que quema de todos aquellos que contengan
encantamientos. Y así lo hacen. No se conforman con el pensamientos,
sino que proceden al la acción, que es analizar cuantos libros tenga
para proceder quemar los causantes de su locura y guardar los buenos.
En
su crítica literaria no son lo objetivos que toda buena crítica
requiere. Por el contrario, como seres humanos que son los
examinadores.el cura y el barbero, se dejan llevar por el criterio de
las por las amistades y enemistades y por el consenso que muestran
cura y barbero a la hora de decidir la quemao salvación del libros
objeto de examen.
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